poemas de amor

El amor es uno de los sentimientos más fuertes y profundos que podemos experimentar como seres humanos.
Cuando estamos enamorados, queremos demostrarle a nuestra pareja lo mucho que la queremos de la manera más especial y única posible.
A menudo, los poemas de amor son una excelente manera de expresar nuestros sentimientos y emociones de una manera poética y romántica.
En este artículo, te presentamos una selección de los mejores poemas de amor para dedicar a tu pareja.
Poemas de amor famosos
Hay muchos poemas de amor famosos en la literatura española. Quizás el más conocido sea “Cien Sonetos de Amor” de Pablo Neruda.
Esta colección de 100 sonetos explora las diversas etapas de una historia de amor, desde el primer rubor de atracción hasta el dolor de la separación.
Otros poemas de amor famosos incluyen “Rima XI” de Gustavo Adolfo Bécquer, “Soneto XXIII” de Garcilaso de la Vega y “No Te Salves” de Mario Benedetti.
A continuación encontrará una lista de once de los mejores poemas de amor.
1. SONETO XXVII
Amor, amor, un hábito vestí el cual de vuestro paño fue cortado; al vestir ancho fue, más apretado y estrecho cuando estuvo sobre mí. Después acá de lo que consentí, tal arrepentimiento me ha tomado, que pruebo alguna vez, de congojado, a romper esto en que yo me metí. Mas ¿quién podrá de este hábito librarse, teniendo tan contraria su natura, que con él ha venido a conformarse? Si alguna parte queda por ventura de mi razón, por mí no osa mostrarse; que en tal contradicción no está segura.
2. Amor Eterno
Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor.
3. Llama de Amor Viva
¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva acaba ya si quieres, ¡rompe la tela de este dulce encuentro! ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado que a vida eterna sabe y toda deuda paga! Matando, muerte en vida has trocado. ¡Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con estraños primores calor y luz dan junto a su querido! ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno donde secretamente solo moras, y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras!
4. sonnet XCIII
De Pablo Neruda
Si alguna vez tu pecho se detiene, si algo deja de andar ardiendo por tus venas, si tu voz en tu boca se va sin ser palabra, si tus manos se olvidan de volar y se duermen, Matilde, amor, deja tus labios entreabiertos porque ese último beso debe durar conmigo, debe quedar inmóvil para siempre en tu boca para que así también me acompañe en mi muerte. Me moriré besando tu loca boca fría, abrazando el racimo perdido de tu cuerpo, y buscando la luz de tus ojos cerrados. Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo iremos confundidos en una sola muerte a vivir para siempre la eternidad de un beso. Tomado del libro Cien sonetos de amor.
5. El día que me quieras
De Amado Nervo
El día que me quieras tendrá más luz que junio; la noche que me quieras será de plenilunio, con notas de Beethoven vibrando en cada rayo sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo. Las fuentes cristalinas irán por las laderas saltando cristalinas el día que me quieras. El día que me quieras, los sotos escondidos resonarán arpegios nunca jamás oídos. Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras. Cogidas de la mano cual rubias hermanitas, luciendo golas cándidas, irán las margaritas por montes y praderas, delante de tus pasos, el día que me quieras... Y si deshojas una, te dirá su inocente postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente! Al reventar el alba del día que me quieras, tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras, y en el estanque, nido de gérmenes ignotos, florecerán las místicas corolas de los lotos. El día que me quieras será cada celaje ala maravillosa; cada arrebol, miraje de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar, cada árbol una lira, cada monte un altar. El día que me quieras, para nosotros dos cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.
6. Tú me quieres blanca
Tú me quieres alba, me quieres de espumas, me quieres de nácar. Que sea azucena Sobre todas, casta. De perfume tenue. Corola cerrada . Ni un rayo de luna filtrado me haya. Ni una margarita se diga mi hermana. Tú me quieres nívea, tú me quieres blanca, tú me quieres alba. Tú que hubiste todas las copas a mano, de frutos y mieles los labios morados. Tú que en el banquete cubierto de pámpanos dejaste las carnes festejando a Baco. Tú que en los jardines negros del Engaño vestido de rojo corriste al Estrago. Tú que el esqueleto conservas intacto no sé todavía por cuáles milagros, me pretendes blanca (Dios te lo perdone), me pretendes casta (Dios te lo perdone), ¡me pretendes alba! Huye hacia los bosques, vete a la montaña; límpiate la boca; vive en las cabañas; toca con las manos la tierra mojada; alimenta el cuerpo con raíz amarga; bebe de las rocas; duerme sobre escarcha; renueva tejidos con salitre y agua: Habla con los pájaros y lévate al alba. Y cuando las carnes te sean tornadas, y cuando hayas puesto en ellas el alma que por las alcobas se quedó enredada, entonces, buen hombre, preténdeme blanca, preténdeme nívea, preténdeme casta.
7. Gacela del Amor Imprevisto
Nadie comprendía el purfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes. Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve. Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen siempre, siempre, siempre: jardin de mi agonia, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte.
8. Amemos
De Amado Nervo
Si nadie sabe ni por qué reímos ni por qué lloramos ; si nadie sabe ni por qué vivimos ni por qué nos vamos; si en un mar de tinieblas nos movemos, si todo es noche en derredor y arcano, ¡A lo menos, amemos! ¡Quizá no sea en vano!
9. Hora tras hora
Hora tras hora, día tras día, Entre el cielo y la tierra que quedan Eternos vigías, Como torrente que se despeña Pasa la vida. Devolvedle a la flor su perfume Después de marchita; De las ondas que besan la playa Y que una tras otra besándola expiran Recoged los rumores, las quejas, Y en planchas de bronce grabad su armonía. Tiempos que fueron, llantos y risas, Negros tormentos, dulces mentiras, ¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron, En dónde, alma mía?
10. Soneto XXIII
De Pablo Neruda
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, en regiones contrarias, en un mediodía quemante: eras sólo el aroma de los cereales que amo. Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa en Angola, a la luz de la luna de Junio, o eras tú la cintura de aquella guitarra que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido. Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria. En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato. Pero yo ya sabía cómo era. De pronto mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino. Tomado del libro Cien sonetos de amor.
11. No Te Salves
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
Pensamientos finales sobre poemas de amor
En general, los poemas de amor españoles ofrecen una rica y diversa colección de literatura que refleja la profundidad de las emociones humanas y el poder del amor.
Estas obras continúan inspirando y cautivando a lectores de todo el mundo, convirtiéndolas en un aspecto esencial de la cultura y el idioma español.